Una siesta bastante arriesgada
Es bastante común tomar una siesta en el aeropuerto, pese a que los pasajeros no tengan acceso a camas cómodas o lugares para dormir. Todos toman siestas en el piso, sobre las sillas, usando su maleta como almohada y casi que de cualquier manera posible. No obstante, esta mujer decidió llevar todo hasta otro nivel, pues se acostó abarcando cuatro sillas y, peor aún, están por debajo de tres reposabrazos. Aunque parezca estar bastante cómoda, el verdadero problema llegará luego cuando despierte y no sepa exactamente cómo salir de allí.